viernes, 17 de abril de 2015

Juego de Tontos

No es que me disguste el futbol. Nada de eso. Es un bonito deporte que desata pasiones (a veces demasiado intensas) aunque me resulte insoportable la extraordinaria frecuencia con la que pasan partidos por la televisión. No hay casi días libres en los 365 que tiene el año.

El futbol te regala momentos memorables, particularmente cuando los jugadores que representan a tu país consiguen registros no alcanzados previamente. Nuestro selección (La Roja) ganó, por ejemplo, la Eurocopa de 2008, el Mundial de 2010 y la Eurocopa de 2012.


Nunca antes se vio nada igual.

Eso sí, en 2014 fuimos miserablemente expulsados del mundial de Brasil a las primeras de cambio (ofreciendo, además, un lamentable espectáculo) y ahora nos encontramos en un extraño momento en el que nuestros chicos parecen incapaces de meterla. Es bastante poco tranquilizador de cara a la Eurocopa del año próximo. Pero todo se andará, que dijo un cojo.

Aunque lo parezca (reconozco que lo parece mucho), este post no va exactamente de futbol, sino que pretende recoger una breve reflexión sobre algo que seguramente ocurrirá en la Final de la Copa de Rey este 2015.

El 30 de Mayo (cuando falten diez días para que nos quitemos el sayo en Madrid) se enfrentarán en esa final el Atlético de Bilbao y el F.C. Barcelona en el Camp Nou (Barcelona, Cataluña, España, Europa).

El Rey Felipe presidirá el acto, como es preceptivo.

Me resulta un pelín perturbador que disputen ese encuentro equipos de lugares reconocidos por albergar comunidades, no despreciables en tamaño, de individuos que persiguen activamente la independencia de sus regiones. O sea, que son independentistas, vaya, y, que, por tanto, no reconocen cabalmente la autoridad del Estado (y no digamos del Rey).

No comprendo cómo, en concreto el F. C. Barcelona, que se ha declarado abiertamente partidario del movimiento independentista catalán, acepte competir en algo llamado ‘Copa del Rey’, de un Rey que representa a una comunidad de individuos de la que quieren separarse.

Sé que hay muchos catalanes que discrepan de ese movimiento independentista. Pero el Barça se decantó hace un tiempo, claramente, a favor del separatismo. Su Presidente, como representante del Club, debería haber movido pieza y ser consecuente. De hecho, ni siquiera debería jugar la liga.

No me consta que el Bilbao se haya decantado de modo tan claro.

En cualquier caso, si han decidido jugar esa final (como parece que es el caso), como ciudadano del estado español me veo impulsado (y obligado) a pedirles que acaten las reglas. Y no me refiero a las del juego, sino a las del respeto.

Desde hace semanas se amenaza con pitidos al himno y, por tanto, al legítimo representante de los españoles (el Rey Felipe) que nos sentimos españoles (un buen puñado de millones). Cada grupo humano tiene sus símbolos y la falta de respeto a esos símbolos es, literalmente, una agresión.

Imaginen que (a) me planto en la Plaza de Cataluña, (b) saco mi mechero del bolsillo, (c) me pongo a gritar que los catalanes son una basura y (d) prendo fuego parsimoniosamente, aunque sin dejar de gritar, a una señera comprada en un Híper Asia. ¿Qué sucedería?


Si el público asistente al encuentro boicotea el himno, estará faltándonos al respecto a quienes nos consideramos españoles. Si así fuese, la decisión legítima supondría suspender el encuentro. Ni más, ni menos. Suspenderlo, o, como me sugería un amigo, jugarlo sin público.

Tolerar esa clase de expresiones supondría una execrable debilidad de parte de las autoridades en las que depositamos nuestra confianza para preservar la convivencia. Permitir esos silbidos y continuar con el espectáculo como si tal cosa, sería un clara agresión hacia los miembros del grupo humano para quienes ese símbolo es valioso.

¿Se castigaría a justos por pecadores?

Por supuesto, pero se estaría sentando un deseable precedente. Sin respeto no hay público.

Sean educados y respetuosos o quédense en sus casas lanzándole dardos a una diana con la cara del Rey si eso no les parece estúpido, si eso no les parece un juego de tontos.


5 comentarios:

  1. Comparto cien por cien cada una de tus palabras, es necesario hablar claro, seremos muchos Los ofendidos si el público asistente pita nuestro himno.
    Un saludo,

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  2. Gracias MA. Pense que quiza el mensaje no estaba claro. Me alegra saber que si esta claro.

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  3. Pues a mí me parece que lo que es de tontos es indignarse porque alguien pite un himno. Así de claro

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  4. Me sorprende que os ofendáis por esto. Los humanos llevamos toda nuestra Historia matándonos los unos a los otros por símbolos. ¿No sería deseable procurar no entrar en el trapo?

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  5. Por simbolos que significan algo. El simbolo en si es obviamente irrelevante. Nadie tendria que entrar a ningun trapo asi, en principio. Pero cuando se abre la veda es dificil saber que puede suceder. La naturaleza humana es lo que tiene.

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